Tus ideas no te pertenecen
Mientras otros seres vivos se han adaptado a paso lento a su entorno, modificando tales y cuales propiedades de su cuerpo para sobrevivir en un mundo cambiado con especies igual de cambiadas; el ser humano se halla gustoso en la comodidad de su casa, con acceso a servicios como internet, agua y electricidad, provenientes todos de ideas concebidas por antecesores suyos.
La evolución, el mundo tal cual lo conocemos hoy, se debe a la capacidad de obtener, formular, debatir y ejecutar ideas. La silla, la mesa, una libreta, tu celular, tus lentes, la electricidad o tu obra de arte favorita, fueron producto de una idea, una manifestación de eureka que se plantó en el cerebro de su creador hasta que éste la culmino. Es por ello que, una buena idea tiene el poder de cambiar el mundo literal y metafóricamente.
Incluso el conocimiento, eso que se enseña en las escuelas y que viene impreso en los libros, fue primero formado por ideas, debatido por pensadores y transcrito y difundido por expertos. Esto nos permitió evolucionar y concebir nuevas y mejores ideas.
"Una buena idea puede revolucionar un campo del saber, brindar una respuesta a un dilema comunitario, establecer nuevos mecanismos para enfrentar los problemas de la vida o inspirar a otros a tener más y mejores ideas. Detrás de todo lo que hacemos los seres humanos hay, en alguna medida, una idea." –Juan Pablo Espínola
¿Cómo funcionan las ideas?
Idea, proveniente del latín: idĕa (imagen, forma, apariencia), o del griego: ἰδέα (aspecto, patrón) no es más que un pensamiento que surge a partir de algo, ya sea una experiencia o un problema o un estimulo del entorno.
Las ideas son representaciones mentales de algo que surge a partir del razonamiento o imaginación. Por lo que, cuando tenemos una idea, naturalmente, estamos viendo con la mente.
La importancia de las ideas es tal que, distintos pensadores y filósofos han aportado sus saberes en relación a las ideas. Desde filósofos como Descartes, Platón y Hume, hasta trabajadores del conocimiento como Sanders Peirce, J. M. Baldwin o Walter Benjamin.
Para Platón, existen dos tipos de mundos:
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El mundo sensible
Aquí es donde pertenecen los objetos reales, las cosas observables por el humano, cosas tangibles que se perciben a través de los sentidos. -
El mundo inteligible
Aquí se encuentran los objetos abstractos y mentales, es decir, todo lo que no se puede tocar –el éter–, aquí es donde se encuentran las ideas.
Se cuenta además, que Platón tenía un especial afecto al mundo inteligible, pues según él, no está condenado a la degradación e imperfección como el mundo sensible. Mientras que el mundo inteligible pertenece a lo perfecto, a lo duradero y etéreo. Por consiguiente, es natural pensar que las ideas, al pertenecer al mundo de lo intangible, son ajenas también a nuestro pensar. En suma:
El mundo perteneciente a los sentidos (sensible) es tan solo una imitación, un plagio mal echo del mundo abstracto (inteligible). Exponiendo que, la creación de un objeto, como la rueda o una silla o el encendedor, no son más que migajas de perfección de su idea (la idea de la rueda, la silla y el encendedor).
Lo que nos lleva a la aportación de Descartes, el cual tomo la idea de las ideas para organizarlas y clasificarlas en tres grupos:
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Ideas innatas
Son las ideas que parecen haber nacido con uno, pertenecen al axioma ( proposición tan clara y evidente que se admite sin demostración), aquí se encuentra la idea de Dios, pues es tan divina que no pudo haber sido creada por el humano mismo. -
Ideas facticias
Son las ideas que produce la memoria e imaginación, representando complejidad en su estructura, por ejemplo: la idea de la sirena o de alebrije. Siendo más protagonista la imaginación que la memoria, transformando lo conocido en algo contrario. -
Ideas adventicias
Son las ideas que parecen venir del mundo exterior, por lo que, se comunican mediante los cinco sentidos. Pueden ser nimias o complejas, sin embargo, dependen en su totalidad de los estímulos del entorno, por ejemplo: la Ley de gravitación universal de Newton, proveniente de la caída de una manzana.
Cuando se observa algo, se percibe un olor o se escucha una determinada canción, las neuronas asocian esas percepciones con alguna circunstancia previa y conforma una idea; así es como funciona la memoria, la imaginación y la creatividad. ¿Pero qué pasa cuando surge una idea no proveniente de las innatas, facticias y adventicias?
Tus ideas no te pertenecen
"Toda idea es una representación de algo que no es ella misma." –Descartes
¿Qué pasa cuando tenemos una idea proveniente de la nada?, es decir, que sin esperarla, sin ser estimulado por el entorno, sin acudir a la memoria, sin haber nacido con ella; como si se tratase de una iluminación, una serendipia, un acto divino.
El francés dice: «J'ai fait un reve» (he hecho un sueño), como diciendo que ha tenido una idea, que se la ha propuesto o que la ha cultivado. El alemán dice: «Einfall» (ocurrencia), siendo éste el creador de la palabra ocurrencia. Ningún alemán ni ningún mexicano o español que haya tenido una buena ocurrencia dirá que no es su ocurrencia, sino más bien, fue él quien creo la ocurrencia. Pero la verdad es que, nadie cuenta con tanta espontaneidad como para tener varias ocurrencias, o una por lo menos.
La clasificación de ideas propuestas por filósofos como Descartes fue bastante completa por cientos de años, sin embargo, existen ideas que no pertenecen a ninguna de su clasificación, por lo que, recientes creadores han tomado la aportación de Platón sobre el mundo inteligible y la han manifestado a través de sus libros, sus obras y pláticas:
Ideas platónicas
En su libro Catching the Big Fish (Atrapa el pez dorado) de David Lych nos ilustra con una representación metafórica de las ideas basada en un grande mar de peces, desde minúsculos hasta vastos, en donde cada pez es una idea, y en donde cualquier creador o no creador puede pescar dicha idea.
Mientras que Elizabeth Gilbert en su libro Big Magic nos dice que las ideas halladas están en el éter (espacio, cielo, firmamento, cosmos), esperando con paciencia el ser manifestadas a través de un humano, sea quien sea, mostrándose miserables en discriminación, significando que cualquiera puede tener grandes ideas.
"Creo que nuestro planeta es habitado no solo por animales y plantas y bacterias y virus, sino también por ideas. Las ideas son incorpóreas, una forma energética de vida. Están completamente separadas de nosotros, pero capaces de interactuar con nosotros —aunque extrañamente—. Las ideas no tienen un cuerpo material, pero tienen consciencia, y ciertamente tienen voluntad. Las ideas son controladas por un solo impulso: hacerse manifestar" –Elizabeth Gilbert
Las ideas que surgen de la nada —que en realidad provienen del todo— son consideradas como formas puras e inmutables en el mundo de lo intangible. A esas se les conocen como "ideas platónicas". Por lo tanto, queda entendido entonces que existen ideas que no nos pertenecen, pues simplemente nos eligieron —como también pueden elegir a otro— para que sean consumadas, manifestadas, culminadas, de nosotros depende si lo hacemos o no.
No eres dueño de las ideas, pero sí comandante de su ejecución. Que no te sorprenda si alguien efectúa lo que llevabas meses pensando. Pues, incluso si tus ideas fuesen fruto entero de tus imaginaciones, pensamientos y conocimientos, nada te asegura que no exista otro capaz de imaginar, pensar y conocer lo mismo que tu.
Las ideas se encuentran desembarazadas de preciocistas, creadores y emprendedores, en cambio, las ideas mantienen una preferencia con quienes reciben gustosos su visita, y que, además, las aprovechan llevándolas a cabo. Esos son los hijos favoritos del mundo inteligible.
El saber del universo es tan ancho y eterno, que se comunica mediante ideas migajas con los humanos. Por lo que protestamos animosos: «me ha surgido está idea» en vez de «está idea me ha elegido para que yo la lleve a cabo».
La ciencia, biología, psicología, ingeniería, incluso el arte mismo, no son más que capas que el universo nos deja ver. Grandes hazañas humanas, pequeños secretos del universo, como una mascara que se va quitando poco a poco, o como un fractal que se acerca sin acercarse, o como un pavorreal que deja ver sus plumas por momentos pocos. La conciencia universal juega con nosotros. Toda idea es La gran mente enviándonos un mensaje. Por lo que, para ser dignos de recibir mensajes varios del universo, tendremos que manifestar nuestra sed de ideas, pero de ello ya hablaremos en otro artículo.
“Las ideas son como peces. Si quieres pescar pececitos, puedes permanecer en aguas poco profundas. Pero si quieres pescar un gran pez dorado, tienes que adentrarte en aguas más profundas.
En las profundidades, los peces son más poderosos y puros. Son enormes y abstractos. Y muy bellos.
Yo busco un tipo particular de pez importante para mí, uno que pueda traducirse al cine. Pero allá abajo nadan toda clase de peces. Hay peces para los negocios, peces para el deporte. Hay peces para todo.
Cuanto más se expande la conciencia, más se profundiza hacia dicha fuente y mayor es el pez que puede pescarse.” –David Lynch