Tu nombre es tu reputación.
La asignación de nombres surge a partir de los tiempos prehistóricos con la evolución del lenguaje humano. A medida que nuestros antepasados evolucionaron y adquirieron habilidades cognitivas más avanzadas, la necesidad de comunicarse y distinguirse entre sí, se hizo evidente. Se dice que los primeros nombres fueron descriptivos, relacionados con características físicas, atributos personales, situaciones especiales o en honor a deidades y espíritus.
Los nombres surgieron como una herramienta esencial para la comunicación e identificación individual en sociedades cada vez más complejas, reflejando incluso en nuestros días, la rica diversidad cultural, la herencia de nuestras familias, la religión, las tradiciones y costumbres.
Incluso en los días contemporáneos y venideros, el nombre continuará ayudándonos a identificar, reconocer y seguir el arte de nuestros creadores referentes. Es por ello que, elegir el nombre con el que te va a identificar tu audiencia es importante, pero, es más importante incluso lo que haces con él. Ya sea que mantengas el nombre que te fue asignado por tus padres cuando naciste, o que hayas adoptado uno según tu conveniencia e interés, tu nombre es lo que prevalecerá, pues en tu nombre yace tu reputación.
Prestigio, percepción y crítica es a lo que se refiere cuando se habla de reputación. A la imagen que la audiencia se forja del creador y su arte en cuanto su nombre es pronunciado. Incluso la forma en que intervienes con tu audiencia influye en tu reputación.
La reputación es algo que se nos es asignado por nuestra audiencia, pues, por más refinados que seamos en nuestra imagen y nuestras obras, no decidimos cómo serán percibidas por el público, no controlamos los juicios y críticas que se formen de nosotros y nuestras obras. No somos dueños de nuestra reputación, pero sí somos responsables de ella.
"Una imagen sostenida en el tiempo no es más que nuestra reputación" -Alvaro Gordoa
A tu nombre lo antecede tu reputación, a tu reputación la antecede el tiempo, al tiempo lo antecede la suma de la frecuencia con la que nos cuentas tu relato, a las relaciones que tienes y mantienes, el estilo, espíritu, tus obras y tu relato. Tu nombre es tu reputación.
Reputación = (relato + obras + espíritu + estilo + frecuencia + relaciones) (tiempo)
Nombre = reputación
A mayor cantidad de reputación, tu nombre resulta atractivo, interesante, valioso. A mayor cantidad de reputación, tu nombre pasa de ser una serie de consonantes y vocales simples a ser un referente, aquel que con pronunciar dichas consonantes y vocales saben de quién se trata y de las obras que es capaz de realizar.
Tu nombre es tu reputación porque cuando hablamos de Wes Anderson automáticamente pensamos en imágenes perfectamente simétricas, colores pastel, personajes excéntricos, aventuras surrealistas. De Oscar Wild en paradojas, sensualidad, símbolos y efectos sinestésicos. De Freddie Mercury (quién su nombre real es Farrokh Bulsara) en sus letras complejas y metafóricas, teatralidad, pianos, teclados y pasiones anormales. Todos estos creadores se han construido una reputación, una inquebrantable, coherente, significativa e importante reputación. Tan solida que ahora es la audiencia quien cuenta el relato.
Debes de demostrar que eres quien dices ser, en vez de decir quién serás, después, con la ayuda de tu audiencia verás si hiciste lo primero o lo segundo. Sin embargo, es más fácil engañar a la audiencia que engañarse a uno mismo.
"El que tiene fe en sí mismo no necesita que los demás crean en él" -Miguel de Unamuno
Piensa que, tu nombre y reputación crecen en consonancia mientras eres fiel a tu espíritu y mantienes un estilo propio, mientras mayor experiencia tienes y mientras más exhibes tu relato. La reputación simplemente es producto de crear con el corazón y saber relacionarte/promocionarte.
Es por las relaciones que hay quienes tienen más reputación que calidad de obras, pero también hay quienes, almas desdichadas las que conceden obras divinas sin reputación alguna. Van Gogh era uno de los segundos.
Algún día, llegará el día en que no tengas que repetir a los demás quien eres, pues tu reputación ya estará formada y conformada, será sólida como el carbino e irreversible como el tiempo mismo.
«–¿Por qué sois unas gentes tan raras los pintores? Hacéis cualquier cosa para ganaros una reputación, pero, tan pronto como la tenéis, se diría que os sobra. Es una tontería, porque en el mundo solo hay algo peor que ser la persona de la que se habla y es ser alguien de quien no se habla.» -Lord Henry, El retrato de Dorian Grey, Oscar Wilde
Vinimos solos y desnudos en este gran pequeño mundo. Y lo único con lo que moriremos es con nuestro nombre y la reputación que le creamos.