Los relatos exigen frecuencia
Olvidamos lo que no es importante para nosotros, lo que no llamó a nuestro corazón, olvidamos las ecuaciones porque nunca le encontramos utilidad, a nuestro tío que se mudó fuera de la ciudad cuando éramos pequeños, nuestras pasiones y sueños de la primaria, olvidamos lo que escribimos, leemos, escuchamos y hacemos una sola vez. Pero en cambio, recordamos lo que practicamos, las cosas que hacemos y nos decimos una y otra y otra vez, recordamos lo que se nos fue enseñado con pasión, recordamos aquello que amamos, nuestras pasiones y sueños de la actualidad, a nuestros amigos que vimos el fin de semana pasado.
Los relatos exigen frecuencia.
"¿Quién soy?", ¿te lo has preguntado? Si te pidiera que te definieras en una sola palabra, ¿cuál sería?
El núcleo del artista yace en su identidad, que no es más que la concepción de influencias culturales, sociales y personales; sentimientos, emociones y percepciones individuales; su nacionalidad, etnia, género, orientación sexual y rasgos variados; y además, de genética.
En nuestra identidad yacen momentos que nos conformaron, personas que nos cautivaron y experiencias que nos enseñaron. Y mientras que se forma tu identidad, tu historia comienza, te creas una visión del mundo, la imagen de ti mismo, tus juicios acerca de tu persona y de los demás. Tu relato nace.
“Piensa que, a diario, estás contándote a ti mismo una historia. Esta historia es tan cierta como nosotros queremos que sea. Y si nos repetimos estas historias muchas veces, acabaremos haciéndolas realidad.” -Seth Godin
Los relatos exigen frecuencia.
Tu relato esta formado y conformado por tu historia, tu espíritu, tu estilo y tu obra. Cuando nos presentas tu arte en realidad nos estas exponiendo una muestra de tu espíritu. Nos revelas aquello que no puede ser expresado con palabras. Cuando nos muestras tu arte, nos cuentas tu relato.
“Exponer a los demás es una característica principal del arte y este aspecto de exhibición es lo que ha llevado a la postulación de una asociación biológica interesante entre el arte y las conductas de cortejo de los animales. La diferencia es que el artista, al exhibir su obra, está demostrando sus destrezas cognitivas, su fuerza física, su habilidad, creatividad y talento, todos considerados atributos positivos.” -Jorge Förster
Es el relato lo que vuelve perfecto al artista. Es el conjunto de dolores, sensaciones, sentimientos y pasiones lo que vuelve interesante a tu relato. Pues aunque dos artistas similares creen el mismo tipo de arte, aunque hayan asistido a la misma escuela y hayan leído los mismos libros, esté será completamente distinto, incluso si han vivido juntos mucho tiempo, si son familia o si los une un lazo de amor. Todos tenemos relatos diferentes, eso nos hace únicos.
Tu arte es tu relato, tú eres tu relato.
"Fíjate bien en esa pared y verás que su
blancura no se limita a un matiz. La luz entra a
raudales por la ventana, por lo que su matiz es
más blanco en ese lado y tiende hacia los
grises en ese otro. Hay azules, y verdes, e
incluso violetas. Es un poco más difícil ver las
transiciones secundarias, las sombras menos
intensas provocadas por las diferentes
texturas, debido a la crudeza del contraste
entre la pared blanca y el tablón negro" -Robert Irwin
Puedes encontrar belleza en esa pared y expresarla en una pintura, en un poema, en una fotografía o en un baile ¿Ves? Relatos.
Los relatos exigen frecuencia.
Listo, ya tienes tu relato, ¿qué pasa después? Aquí es donde entra la frecuencia en tu relato. Es aquí el momento de encajarlo en la mente de las personas.
Una vez que descubres quién eres, debes hacer lo que debes. Debes crear con creces, actuar con actitud, contar tu cuento, inspirarte a inspirar, conectar con conexiones, disponer de disposición, comprometerte con el compromiso, exhibir con exhibicionismo, relatar tu relato.
Es la frecuencia de tu relato lo que al final hará que seas inmortal. Pues nadie recuerda a aquellos artistas que decidieron esconderse. En cambio todos recuerdan a aquellos creadores que hasta el final de sus días se encargaron de que supieras qué es lo que hacían. Son ellos quienes merecen ser recordados hasta el final de los días.
"Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto sino un hábito." -Aristóteles
En el camino del arte vale más la frecuencia que el tiempo. Entre más repitas tu relato, más te lo creerás tú y más conectado estarás con tu audiencia, recuerda lo que dijo Austin Kleon: “Mientras más compartas tu pasión, la gente se sentirá más cerca de tu obra”. La gente se interesa cuando ve que a ti te interesa lo suficiente como para estarlo repitiendo.
Los relatos exigen frecuencia.
Pretender ser por lo menos interesante para nuestro público sin la frecuencia en nuestros relatos es como intentar leer en el anochecer, es pretender vender algo a alguien que no te conoce, es permitir que los pájaros dejen el nido sin antes aprender a volar.
Los relatos exigen frecuencia. Se refiere a que perseveres, a que te atrevas a contar una y otra vez tu relato, a que actúes con disciplina, a que realices con pasión actos divinos, es el discurso que te repites todos los días para no olvidar quien eres y el deber que tienes, es un estilo de vida que te impulsa a ser el artista que has decidido ser. El primer paso es visualizar, el segundo es ir a por ello.
"Para escribir un gran libro, primero tienes que convertirte en ese libro" -Naval Ravikant
Si crees que tu arte es mediocre y te lo repites constantemente, probablemente lo sea, así que es mejor que te rindas, retírate por favor. En cambio, si crees que tienes potencial, si practicas con disciplina, si aprendes nuevas técnicas, si preguntas a otros, si encuentras quien eres, si te relacionas con otros creadores y, lo más importante: si estas dispuesto a contarnos tu relato, entonces el camino del arte te será iluminado.
Debemos pasar más tiempo actuando y menos hablando. Debemos asegurarnos de que nuestra audiencia ha captado el mensaje, porque cuando dices algo repetidamente en voz alta, terminas por creértelo y los demás terminan por confiar en ti.
"Desde el cristal hasta el animal más perfecto no hay ningún ser que tenga una conciencia verdaderamente cohesiva y cuya conciencia tenga una unidad significativa; ninguno de ellos experimenta una evolución intelectual ni puede perfeccionarse por medio de la instrucción". -Schopenhauer
Los relatos exigen frecuencia.
Charlie Chaplin pasó gran parte de su infancia en la pobreza e indigencia, incluso llegó a vivir en asilos y albergues. Y pese a las carencias, encontró su pasión desde muy pequeño, comenzando por actuar en distintos teatros hasta desarrollar su icónico personaje del Vagabundo el cual incluyó tiempo después en distintas películas. Chaplin creó un estilo único de comedia física y pantomima, mezclando humor y ternura en sus actuaciones hasta que eventualmente se convirtió en director y productor cinematográfico. Chaplin encontró su relato desde muy pequeño y lo contó mediante la actuación y dirección durante la mayor parte de su vida.
Los relatos exigen frecuencia.
Marina Abramović fue una artista de performance que enfrentó muchas dificultades en su carrera, pues su arte era considerado controvertido y algo extraño, por lo que, durante un largo tiempo no fue bien recibido. Sin embargo Abramović se decidió a contar su relato con pasión y frecuencia, explorando caminos que pocos se atrevieron a explorar. Fue así como se convirtió en una de las mejores y más influyentes artistas de performance.
Los relatos exigen frecuencia.
Se dice que Stephen King fue rechazado 30 veces por editoriales, pues no veían potencial en sus obras literarias, incluso el mismo King quemó su primer obra y tiró a la basura otra por falta de confianza aún cuando no la terminaba, sin embargo siguió desistiendo hasta que finalmente una editorial decidió fijarse en él, publicando su gran obra titulada Carrie, desde ese momento su carrera despegó y se convirtió en uno de los grandes literarios del terror, publicando la cantidad de 54 novelas hasta 2022.
Los relatos exigen frecuencia.
Si te cansas de contar tu relato es quizá, porqué no es lo bastante interesante como para que valga la pena ser contado, y no lo es, a menos que pienses que si lo sea, de ser así, no se que haces leyendo esto.