Espíritu de viajero, mente de explorador

Espíritu de viajero, mente de explorador

Viajar es una actividad recreativa que comenzó hace no muchos años con las personas de altos recursos quienes, para combatir el aburrimiento decidieron crear rutas de turismo y así conocer otras partes del mundo y relacionarse con más gente.

Lo que paso en tiempos posteriores fue que, poco a poco, más personas pudieron sumarse a esta actividad, por lo que viajar ya no es un lujo para los más favorecidos, sino más bien, una necesidad para aquellas almas inquietas cuya curiosidad por el mundo desean saciar.

¿Qué sucede en nuestras vidas cuando viajamos?

En un estudio realizado en 2013, Julia Zimmermann y Franz Neyer descubrieron que los alumnos que estudian en el exterior experimentan cambios en su personalidad y se vuelven más extrovertidos que aquellos que lo hacen en su tierra natal. Incrementando además sus habilidades sociales y comunicativas, siendo personas más empáticas y agradables. Esto porque los lugares que no forman parte de nuestra cotidianidad nos hacen vulnerables, por lo que, nos vemos en la necesidad de aprender y desarrollar habilidades que nos permitan adaptarnos al entrono en el que nos encontramos.

Viajar hace que nuestras conexiones neuronales se refuercen, permitiendo que nos vuelva más inteligentes gracias al estrés positivo que sufrimos tras esforzarnos en aprender un nuevo idioma, transportarnos de un lugar a otro y llevar a cabo todo tipo de retos a resolver, por muy pequeños que estos sean.

“Viajar hace que el mundo se vea nuevo, y cuando el mundo se ve nuevo, nuestro cerebro trabaja más.” -Austin Kleon

Otro hecho comprobable es que nos vuelve más creativos. Pues la neuroplasticidad, que está vinculada con la creatividad, es sensible a los cambios que suceden en el contexto que nos rodea. Los nuevos sonidos, aromas, idiomas, sabores, sensaciones y visualizaciones encienden diferentes sinapsis en el cerebro que pueden así, revitalizar y ejercitar la mente.

"Viajar es evolucionar" -Pierre Bernardo

Ya sea en las triangulares montañas, las cálidas playas o las coloridas ciudades, incluso las calles que no conocías, viajar es una experiencia enriquecedora para cada individuo. Nuestro cerebro se estimula y desarrolla cuando conecta con lugares que no le resultan habituales. Por este motivo, viajar fomenta la imaginación y la creatividad. Conocer otras culturas aviva nuestra tolerancia, la humildad y nos libera de prejuicios.

Cuando viajamos entramos en un estado de predisposición a la curiosidad y la aventura, entonces ¿por qué usar dicha predisposición solo cuando viajas?

Espíritu de viajero, mente de explorador

“Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas” -Henry Miller

La realidad es que, todos lo cambios a nuestra personalidad, mente y espíritu que mencione anteriormente solo ocurren a aquellos cuyo espíritu y mente se mantienen abiertos. Porque para cambiar no hace falta que recorras todo el globo terráqueo, sino que tengas la predisposición de hacerlo en cualquier momento, en cualquier lugar. 

Se le conoce como Serendipia a aquel descubrimiento o hallazgo afortunado y valioso que se produce de manera accidental, inesperada, casual.

Tener un espíritu de viajero significa que mantienes siempre abiertos los poros de tu alma para que cosas bellas entren, que tienes hambre de conocimiento y sed de cultura, que te adaptas y mantienes creativo. Significa que puedes emprender aventuras sin la necesidad de salir de casa, encontrar belleza en la deformidad del entorno y apreciar las diferentes pinturas del cielo. Porque no hay nadie más malaventurado que aquel que ve el mismo cielo todos los días.

Si sientes que todos los días son el mismo, ve el cielo y verás que en cada día los dioses pintan un cuadro diferente.

Una mente de explorador se refiere a las personas que se interesan por lo desconocido, que se fascinan más por la pregunta que por la respuesta, que se hacen de una curiosidad incoherente y de un aprendizaje eterno. Una persona con mente de explorador es un individuo escéptico que prefiere primero juzgar por sí mismo que creer. Un explorador encuentra grandeza en los elementos pequeños y magia en las cosas ordinarias.

“Hay muchas cosas bellas y aisladas en el mundo, pero es tarea del espíritu descubrir las relaciones entre ellas y producir así obras de arte”. -Goethe

Una soledad autoimpuesta, una sensibilidad comprada, una curiosidad adquirida y un aprendizaje eterno son los fenómenos protagónicos de quienes adquieren un espíritu de viajero y una mente de explorador. Ellos han entendido que nada grandioso ocurre por coincidencia, pues todos hemos experimentado la serendipia en nuestras vidas, solo que la mayoría no la vieron, es más, estaban tan ensimismados que ignoraron lo que el mundo tenia para ofrecerles que terminaron creyendo que los milagros solo le ocurren a los privilegiados.

"La frontera más peligrosa no es la que divide Siria con Turquia ni Iran con Irak, la frontera más peligrosa es la que nosotros mismos creamos" -Daniela Elias

Galileo, Newton, Marie Curie, Da Vinci, Darwin, Einstein, Pasteur, Tesla, entre muchos otros, no inventaron nada, pero descubrieron mucho, tanto que sus aportes beneficiaron a la humanidad de forma celestial cual Prometeo. Ellos eran verdaderos viajeros de mente exploradora, curiosos por excelencia que recibieron las enseñanzas con los brazos abiertos. Se dice, incluso de manera informal, que su personalidad traicionaban su seriedad como científicos, revelando su infantil sentido de asombro.

No es coincidencia que los descubrimientos más excepcionales de la humanidad hayan sido revelados por las personas más curiosas de la historia. Porque mientras una persona común ve una manzana caer (si es que este suceso llama tanto su atención como para que la vea) no pasa nada, mientras que para Newton significó un suceso excepcional, pues gracias a ello formuló la Ley de Gravitación Universal (o al menos así lo relataba el propio Newton). Los astros se alinean para aquellos que buscan patrones. Las epifanías y serendipias solo le surgen a las personas preparadas. Lo etéreo solo aparece ante los admirantes de la belleza.

“Responde a toda llamada que excite tu espíritu. -Sufí Rumi

La curiosidad por el mundo y las pequeñas cosas es una cualidad que termina beneficiando al que la posea, porque son ellos quienes han llevado a cabo todo lo que merece la pena ser admirado. 

Un artista nunca deja de viajar, no espera emprender un viaje para crear, cuando lo hace de forma física, cuando sus cinco sentidos son bendecidos con la cultura de otro lugar, su perspectiva cambia para siempre, su contexto aumenta, su creatividad e inspiración se ven afectadas de manera incoherente. Un artista no espera a que cosas grandiosas le sucedan, va tras ellas.

Quienes mantienen un espíritu de viajero incluso en las paredes de su casa, han de ser bendecidos con la belleza que el mundo tiene para ofrecerles. Quienes mantienen una mente de explorador incluso en la monotonía de la rutina, han de descubrir los secretos del universo.

No esperes emprender un viaje para crear un arte divino, la vida es el viaje, las nubes la inspiración, tus sentimientos los pinceles, tus pasiones el lienzo y tu relato el arte.

"Una vida sin explorar no merece ser vivida" -Sócrates

Espíritu de viajero, mente de explorador

Imagen obtenida de Roba como un artista, de Austin Kleon


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